Una nueva vida..

Regresé a casa más tarde y durante días fingí estar enferma para no ir a trabajar y así no tener que explicarle a papá que me echaron. En verdad no quería levantarme de la cama. Miraba el teléfono cada segundo para ver si él se arrepentía y me llamaba , pero no había vuelto a tener noticias suyas. Entonces Rita mi mejor amiga me dijo que la solución era abortar. Lo pensé mucho, mucho y finalmente accedí a ir con ella a un lugar donde pondrían fin a mi embarazo.

Estuve con ella allí sentada mientras esperaba que tocara mi turno. Ella no dejaba de mirarme con compasión. Estaba horrible, había perdido peso y estaba ojerosa. Me sentía traicionada y dolida. Ella solo podía mirarme con lastima y yo apretaba su mano muy nerviosa.

Estando sobre la camilla lista para que sustrajeran a mi bebé el remordimiento me alcanzó y salté de allí sin pensarlo dos veces. La doctora se enfadó conmigo y me dijo que si volvía de nuevo sería más costoso. Gasté parte de mis ahorros para esto pero no me importó. Salí corriendo de allí dispuesta a ser fuerte y hablar con papá. Ya vería como haría para enfrentar todo esto. No iba a matar a mi bebé. No podría vivir con eso.

Hablé con papá esa noche antes de la cena, me asustaba que comiera y después agarrara la rabia inmensa que de seguro agarraría con la noticia. Primero me miró con una honda decepción. Luego me dio una charla interminable que estuve dispuesta a soportar sabiendo que merecía sus reproches, y finalmente entró a mi habitación y me abrazó al verme llorando. Estaba enojado y me rogaba que le dijera quien había sido el patán que me embarazó y me dejó; para exigirle que cumpla con su responsabilidad. Pero me negué a decirle una y mil veces. salió un momento y volvió a entrar luego.

—Mañana te irás a Canadá con tu tía Beth—dijo.

—Pero papá.

—Es lo mejor para ti Sarah, la tía Beth te cuidará bien, y además te hará bien alejarte de todo esto—comprendí las intenciones tras esa decisión. Yo también creía que alejarme era lo mejor. Lo haría por mi bebé. Tenía que sanar mi corazón y mi alma si quería ser la mejor madre.

Así que al día siguiente salí de casa con una maleta en manos y un corazón vacío, papá y Rita fueron conmigo a la terminal y durante cuatro días viajé en autobús, hasta llegar a Quebec.

La tía fue muy amorosa conmigo, ella y su esposo nunca pudieron tener hijos, así que estaba muy feliz de tenerme. Y así el tiempo fue pasando, empecé a sentirme un poco mejor al pensar en que tendría a un bebé que cuidar y de seguro él me daría fuerzas para salir adelante. Me enfoqué en mi hijo y eso me ayudó muchísimo.

Gracias a la ayuda de mi tía pude reforzar mis conocimientos ejecutivos y hasta movió cielo y tierra para conseguirme un puesto importante en una empresa donde su esposo era socio. Empecé como secretaria de ventas en una importante empresa de bienes raíces y poco a poco fui demostrando mi potencial, así que hoy cinco años después soy asistente ejecutiva del señor Brown. Me va bien, y lo mejor es que mi tía me apoya mucho con el cuidado de Amelie. Fue una niña y ha llenado mi vida de dicha. Le estoy profundamente agradecida a mi tía por todo su apoyo.

Hoy es un día como cualquier otro y estoy atendiendo una llamada importante.

“ Sarah se que mañana es tu día libre y que te gusta pasarla con Amelie pero este cliente es sumamente importante , te sabré recompensar bien” dice mi jefe. Amelie dibuja sobre la alfombra mientras la tía se toma una siesta.

“ Es que prometí que mañana la llevaría al parque y luego a comer helados y…”

“Si quieres lleva a Amelie, se portará bien , estoy seguro, y luego vas a pasear , si no fuera tan importante no te lo pediría , sabes que no soy ese tipo de jefes ”

“ está bien señor Brown, iré, no sé preocupe” él me agradece y mi hija me mira con la boca abierta y ojos acusadores. Cuelgo la llamada y me siento con ella en la alfombra.

—Dijiste que mañana iríamos de paseo tú y yo. Casi no estás aquí mamita.

—¿Te gustaría ir conmigo a ver a ese cliente y después vamos al centro comercial y te compro un helado de este tamaño Amelie?

—Siiii—dice festiva. Entonces me abraza y me besa mucho. Sonrío feliz de haberla convencido entonces miro en la alfombra los dibujos que hace . Suspiro tomando uno de los dibujos. La miro a ella.

—¿Quienes son cariño?—Ella me lo arrebata avergonzada.

—Puedes decirme Amelie, lo sabes.

—Tú y papá—dice bajando la mirada. Respiro hondo. En ese momento sentí mucha tristeza. Le sonrío triste y la abrazo de nuevo.

— Está bonito. Gracias—Ella sonríe.

—Mami, si papá no nos quiere puedes casarte con otro señor que si te quiera. Yo no me molestaré —La abrazo con fuerza.

—Estoy bien, así , tú, la tía y yo, ¿No te gusta?

—Si, pero…

—¿Pero…?

— Es que…

— Dímelo amor , quiero saber que piensas.

—Es que sería bonito tener una familia normal , con un papá— agarro aire. Entonces aprieto su nariz. Sonrío comprendiendo sus sentimientos.

—Somos una familia Amelie, no necesitamos a nadie más. Estamos bien así. Te juro que mientras yo viva me voy a esforzar para que seas una niña feliz. No te sientas menos que nadie. ¿Lo prometes?

— Si…—Dice y tras un suspiro toma sus lápices de colores y sigue pintando.

Cuando Amelie se duerme luego de cenar y ver un poco de televisión me siento con la tía y le cuento.

—Es natural que quiera un padre cariño, cuántos niños ve a diario en la escuela cuyos padres van por ellos. Es normal que sienta ese vacío.

—Lo sé, pero me esfuerzo porque se sienta feliz.

—Nadie discute eso. Eres una madre ejemplar, ella te ama. Pero …

—Lo sé, volverás de nuevo con eso de que tenga citas y me enamore y sea feliz… no quiero ilusiones de nuevo en mi vida tía, lo que me hizo ese hombre fue muy horrible ya no puedo creer en ellos … sencillamente no podría salir con alguien y dejar que me ilusione.

—No todos son Thomas Rhys Sarah. Mira a tu padre que bien esposo fue siempre, cuando Andrea murió lo hizo tranquila, agradecida por el buen esposo que tuvo, y tu tío … ah tu tío Esteban era todo un caballero. Un esposo inigualable. No te niegues la oportunidad Sarah de volver a creer en ellos—suspiro oyendo cada palabra. Ella sonríe comprensiva y se levanta.

—Ya voy a dormir. Piénsalo eh—dice. Me hace un guiño y se va a su habitación.

Más tarde y aún sin sueño me pongo a ver una película, entonces cuando termina paso de canal en canal, de pronto miro en las noticias una muy triste. George Rhys, el anciano empresario de la importantísima empresa de bienes raíces más importante de florida había fallecido esta mañana en su mansión. Suspiro con un gesto triste. Era el abuelo de mi hija, aunque tal vez él nunca lo supo. Entonces apago la televisión e invadida por una fuerza poderosa y tal vez porque hoy fue un día donde me ví forzada a pensarlo, busco en mi laptop el nombre de “Thomas Alexander Rhys” tecleo con manos temblorosas y mordiendo mi labio cuando aparecen imágenes suyas. Cubro mi boca con mi mirada cristalizada y mi corazón a millón. Es él. Tan guapo como cuando estaba con él. Creo que ahora luce mucho más. Suspiro triste al ver a la mujer que está a su lado. Bárbara Baens, la esposa del afamado millonario desde hace más de cuatro años. Limpio una lágrima recordando las cálidas noches a su lado y las innumerables promesas de amor. Era solo una joven inexperta y estúpida. En ese momento fue como si viajara al pasado y sentí de nuevo el dolor en mi pecho, el dolor de su traición. Entonces lloro como aquella vez. ¿Cómo pude caer tan bajo Thomas Rhys?. Estoy sumergida en mi dolor y de pronto salto sobre mi silla cuando oigo una voz detrás de mi.

—¿ Por qué lloras mamita?—cierro de inmediato la laptop y trato de sonreír.

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