Capítulo 25. Grata compañía
—Fernando llegó muy ebrio—, dijo Ximena muy asustada—, Yo solo quería ayudar—, aseguró.
Félix se acercó a ella rápidamente y la tomó del cabello con una sola mano. Su fuerza era obviamente mayor y le resultó muy fácil dirigirla hacia donde él quería.
—No te creo nada. Seguramente estabas tratando de seducir a mi hermano—, dijo Félix mientras la sacaba de la habitación.
—¡Suéltame, Félix! ¡Me lastimas!—, gritaba Ximena tratando de soltarse.
—Eres una mujerzuela y aún necesitas aprender a comportarte.
—¡Félix! ¡Suéltame! ¿Hacia dónde me llevas?—, preguntó Ximena, cuando Félix la obligó a comenzar a bajar las escaleras.
—Me equivoqué cuando te dejé dormir en mi habitación. Aún no estás lista para eso. Quizás un par de días más en el encierro te hagan recapacitar—, respondió Félix.
—¡No! ¡Suéltame!—, Ximena gritaba y se resistía, pero cada vez se hacía daño a sí misma.
La habitación oscura en el lugar más apartado de la mansión Lancer, hasta allá la llevó arrastrando sin siquiera