Monte Olimpo
Los dioses estaban en completo desacuerdo, Afrodita se había entrometido descaradamente en el duelo de Paris y Menelao, Hera quería un castigo adecuado y Zeus estaba cansado de tanto quejarse.
- ¡Exijo un castigo para ella, ahora Zeus! Violó tus órdenes de no entrometerte en la guerra de Troya, sacó del duelo al príncipe troyano delante de todos, ¡hay que castigarla!- exclamó Hera furiosa.
Zeus sentado en su trono estaba exhausto por las quejas y demandas de su esposa, anhelando un poco de paz que no había tenido desde que comenzó la guerra de Troya hace años.
La puerta del salón se abrió y entró la hija predilecta, con su armadura reluciente, escudo en una mano y espada en la otra, se acercó al rey de los dioses y se arrodilló ante él, quitándose el casco de la cara.
- Padre mío, pido audiencia.- Preguntó Athena sobre la mirada sospechosa de Hera.
- Puedes hablar delante de mí Atenea.- la instó Hera.
Atenea no respondió a la diosa, su mirada estaba fija en el padre senta