—Sí, eso es... —las palabras de Bianca estuvieron a punto de escapársele sin pensar. En el momento crítico, Christopher le tiró discretamente del dedo.
Bianca casi se mordió la lengua, tragó saliva con fuerza y, bajo la mirada opresiva de su hermano, cambió lo que iba a decir:—¡Son los dos niños qu