La niña, con su rostro apenas visible detrás del gran ramo, se los entregó con voz infantil:
—Mami, toma esto. Es la buena voluntad del dueño del restaurante. No podemos tirarlo.
¡Muchísimas gracias!
El ojo de Alessia se contrajo.
—¿No los vas a tomar, mami? —Al ver que Alessia no los tomaba, Chris