El abrazo de la mujer fue rápido y urgente. Alessia se inclinó hacia un lado, pero ella pareció anticiparse al movimiento y se ladeó primero, atrapándola entre sus brazos.
—¡Sia, por fin te encuentro, qué alegría! —susurró la mujer al oído, dándole unas palmaditas tranquilizadoras en la espalda.
E