Extraño jodido
Querido extraño jodido:
Primero que nada—felicidades por romper tu sequía. En cuanto a tu pregunta, la respuesta probablemente depende de cuán hábil seas entre las sábanas. Si tu desempeño cumple con las expectativas (y algo me dice que más que las cumple), dudo que enfrentes algún problema real. Sin embargo, podrías estar rozando lo presuntuoso si crees que tu amiga especial encontraría molesto tener demasiado sexo. Nunca subestimes el apetito de una mujer—el de ella podría ser tan insaciable como el tuyo.
Aquella noche, Christian había dicho que llamaría para avisarme a qué hora pasaría su chofer a recogerme y llevarme al departamento. No era típico de él atrasarse sin dar una advertencia. La parte ansiosa de mi cerebro entró en acción, y cedí: tomé el teléfono y marqué su número.
Contestó al primer tono.
—Lena… —su voz sonaba extraña, baja y sombría.
¿Qué demonios?
—Estaba esperando saber de ti. ¿Todo está bien?
Un largo suspiro llenó la línea antes de que respondier