─ Luciérnaga.
Sonreí al recordar lo que Esteban producía cada vez que me llamaba de esa manera.
─ ¿A que se debe tu llamada? ─trate de parecer tranquila aunque me suden las manos.
─ Quería preguntarte si te apetece un café, hace días no nos vemos.. me gustaría saber cómo estás ya sabes, con todo ─escuche un pequeño suspiro, en este momento Esteban había roto el récord.
Solté una pequeña carcajada.
─ ¿Que he dicho de gracioso? Cuéntame así me río contigo.
─ Creo que me has ganado, has dicho eso más rápido de lo que suelo decir las cosas.
Se escuchó una pequeña carcajada de la otra línea.
─ Tienes razón, solo que estaba dudando si llamar o no ya sabes por el señor Evan ─suspiré─ no quería generarte problemas.
─ Nunca lo harías Esteban.
¿Alguien odia los silencios incómodos? Por que yo si.
─ En fin, te