Capítulo 10: Revelación.

Narra Abigail.

8 de Marzo del 2022.

Más que divertido, sentir que estaba moviendo las piezas del juego a mi conveniencia, era placentero.

Vi a la distancia a Logan partir con ella y me aferré a la cintura de Noah con fuerza.

Él también debía caer pronto; pero yo me encargaría de forma inteligente de que ello ocurriera.

Sentí que mi cuerpo se estremeció de la excitación que me causó ver la cara de Bibiana cuando Peitton se negó llevarla y la de Peitton cuando decidí irme con Noah. Siempre fue satisfactorio saber cómo podía mover hilos por hilos para que todo saliera a mi conveniencia. Como cuando movía mi látigo en la mazmorra; en los ojos de los sumisos podía mirar cómo el brillo de lujuria y placer se cambiaba por dolor, un dolor agudo que no solo salía por sus bocas en quejidos que me excitaban, sino que brotaba por sus pieles, tan mojados como mi feminidad por el espectáculo.

No fui una dominatrix, porque mi principal motivo no fue darle el placer a la otra persona; yo solo buscaba satisfacer mi necesidad de tener el control y volverlos adictos a mí. A ese tiempo lo había logrado, o eso me hacía saber la Madame cuando implicaba mi presencia en el club.  

Estacionar en frente a la residencia del guapo caballero me hizo sentir de repente un vacío en el estómago.

—¿Segura que... quieres entrar? Podemos ver una película, ordenamos pizza o...

Me puse de puntas para besarlo, pero de esa forma en que no pude hacerlo la primera vez; con necesidad de sentir eso que él sentía por mí de verdad, con la necesidad de sentir sus manos tibias en mi rostro frío y tenso con las caricias que les proporcionaba mientras el beso se convertía en uno bastante intenso, a uno totalmente pasivo, natural, dulce pero apasionado.

Ambos quedamos sin aliento cuando nos vimos a los ojos.

Me separé de él para caminar hacia dentro de la residencia y de reojo pude verlo mientras me observaba de esa forma. La misma desde que me conoció, de esa cuando éramos niños y yo sentía que me abrumaba el pecho.

Me atrapó la cintura cerca del ascensor antes de que este abriera la puerta, me dio un beso en la cien con fuerza y lo dejé abrazarme por los hombros en ese ambiente tan tenso hasta su piso.

Salimos del ascensor, me tomó la mano, lo dejé aunque sintiera de alguna forma que era demasiado. Mi pecho sintió presión asfixiante cuando abrió la puerta de lo que llamaba su hogar y solo pude quitar su saco rápido y comenzar a desabrochar su camisa para reemplazar ese sentimiento.

—No. Cariño, espera —Me tomó de las manos, sentí que me estaba jodiendo pero no podía hacer nada cuando lo miraba demasiado a los ojos —Por favor espera.

De repente al entrar a ese lugar todo lo que me había planteado al salir de casa, en ese callejón, en el bar, todo se veía tan distante. Necesitaba sentir algo más que real.

Ese año en Francia no fue tan bonito después de todo; sobretodo porque no dejé de sentir que no podría escapar de quién era por muy lejos que estuviese.

Me senté en su cama con las piernas cruzadas, observando cada paso torpe que Noah daba, con el pecho subiendo y bajándole de los nervios, con las manos algo pálidas y la mirada llena de brillo.

No tenía que hacer eso. Él debía saber que yo solo estaba ahí por sexo, no porque quería de alguna forma corresponder a esos sentimientos que sabía tenía por mí.

Se acercó con dos copas de vino en la mano, y una bolsa de papas grandes; encendió el televisor y fruncí el ceño hacia él cuando como si nada solo se tumbó con las piernas cruzadas a mi lado y chocó las copas después de llenarse la boca de papas.

—Eres tan patéticamente tierno...

Le di un sorbo al vino para dejarlo en el suelo con cautela, descruzarme de piernas para tratar de meter una de ellas por dentro de sus piernas cruzadas.

Noah dejó la copa del otro lado de la cama, su rostro se puso rojo cuando subí encima de él aún con sus piernas entrelazadas y comencé a besarlo.

—Quería tener al menos una...

—Noah... si sigues hablando me iré triste porque no estuve contigo esta noche.

Lo vi tragar hondo. Su carita semi alzada viéndome directamente a los ojos, con sus manos en mi cintura tan delicadamente, su perfume ridículamente encantador y su cabello cayendo de alguna forma en su frente; era algo que no sabía que también me gustaba de él.

—¿Lo quieres?

—¿La intimidad contigo?

—Justo así es bastante íntimo...

Su sonrisa después de hablar  me volvió a generar esa sensación asfixiante.

Me paralicé, algo en mí no encajó cuando él solo con destreza desentrelazó sus piernas debajo de mí y logró que quedáramos más apretados al otro.

—Lo quiero.

—Entonces déjame hacerlo.

El nudo en mi garganta creció.

Tenía que irme de allí.

En ese mismo instante.

Siempre había querido saber qué se sentía estar en esa situación con él pero... no me estaba funcionando antes, no me iba a funcionar después.

Pero él me retuvo con más de una simple acción; su boca llegó a la vena de mi cuello, su mano grande y tibia dibujó un camino por encima de mi espalda hasta llegar a mi nuca, y con masajes en mi cuero cabelludo llegó hasta el centro de mi cabeza, apretó un poco allí mientras separaba sus labios de mi mejilla, me dio un rápido beso en la comisura de mis labios, y yo, desesperada por su juego, hice danzar mis manos por todo su pecho, terminando de quitar la camisa de vestir que estaba comenzando a odiar en él.

—Eres tan hermosa, Abi.

El corazón se me detuvo.

Otros hombres me habían dicho aquello, y yo por los recuerdos de mi pasado les había hecho sufrir por mí, pero en la boca de Noah sonaba tan diferente, que solo pude permitir que mi cuerpo se erizase con cada caricia pura y cargada de tanta intensidad que me daba.

Su mano sujetando mi pierna para darle más espacio, su mano tentando en cada terreno, sus besos dulces en mi cien y en mis mejillas, mis caderas pidiéndole más, y su tortuoso animal haciendo que no quisiera tenerlo fuera. Lo quería todo, dentro de mí, invadiéndome pero llenándome de algo que no había experimentado jamás, de algo que nunca había permitido que alguien me hiciera.

Abarcó más que la intimidad misma, y ese hecho en silencio me hizo llorar sin que él lo notara.

Así que fue allí, minutos después, con mis jadeos llenos de clemencia y fascinación, con los suyos como música para mis oídos, con el ruido del televisor de fondo, la cama pidiendo compasión y las papas regadas en la cama, viéndonos a los ojos, que mi vientre explotó por tercera vez y surgió en mi la revelación.

Con Noah no podía tomar el control. No como desde un inicio lo planeé. Le había dado un pase completamente único a mi piel, y quizás algo más allá, así que debía encontrar la forma de seguir teniéndolo, pero sin desviarme del plan principal.

Siempre supe que él no era como los demás; pero aun así, con mis cosas en mano, rápido fui al baño antes de que el tiempo con Noah en la cama se volviese demasiado. Saqué el teléfono de mi cartera con las manos indispuestas para escribir, y en cuanto abrí bien los ojos para verme al espejo me llevé el teléfono a la oreja para dejar un mensaje.

—Te espero mañana frente a Pacha a las siete de la noche, Peitton.

No dejé de verme a mí misma a los ojos cuando tragué el nudo en mi garganta y sentía cómo los pasos de Noah se alejaban de la puerta del baño.

 

 

KFM

¡Hola hola a todos! Aquí les dejamos un nuevo capitulo esperando que sea de su agrado, como lo fue el anterior. Queremos darles las gracias infinitamente por todo el cariño que le han dado a la historia, haciendo que nos posicionemos en tendencia y los más leídos esta semana que pasó. ¿Tienen alguna idea de qué le pasó a Abigail? Hagannoslo saber con sus comentarios, ¡los amamos!

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