Ximena cerró la puerta y le indicó a Fiona que se sentara en el sofá antes de preguntar:
—¿Qué quieres preguntar?
Fiona suspiró.
—Señorita Pérez, no entiendo por qué mi nuera me trata tan mal.
Ximena la miró sorprendida.
Fiona continuó:
—He trabajado para varias familias respetables en Reinovilla, ganando un buen salario cada mes, y también sé un poco de inglés.
Ximena:
—Tu nuera es una persona talentosa, ¿verdad? ¿Dónde trabaja ahora?
Fiona:
—En MIK. Es vicepresidenta del departamento de operaciones.
Ximena:
—Ah, en MIK. Entiendo su perspectiva ahora.
Fiona:
—¿A qué te refieres?
Ximena:
—La gente en su posición no se preocupa por cuánto dinero ganas, sino por cuántos contactos puedes proporcionarles.
Fiona, ansiosa, preguntó:
—Entonces, ¿qué debo hacer, señorita Pérez? ¿De qué sirve si gano mucho dinero?
Ximena respondió con calma:
—Si puedes seguir mis instrucciones, puedo hacer que tu nuera te mire con otros ojos.
Fiona asintió con fuerza.
—Voy a seguir sus instrucciones,