Capítulo923
Después, se apresuró a volver al coche.

Jaime se quedó atónito en el asiento del conductor.

¿Quiénes eran esas personas?

¿Acaso eran gente de Samuel?

Un miedo innombrable se extendió por la mente de Jaime, seguro de que los niños y Teresa aún no habían sufrido ningún daño, y Xime tampoco.

Entonces, ¿por qué los guardias estaban apostados afuera?

¿Debería llamar a la policía?

Después de pensarlo un rato, Jaime decidió ponerse en contacto primero con Alejandro para discutir la situación.

Sacó el teléfono y marcó, pero solo escuchó el tono de apagado.

Jaime frunció el ceño, luego encontró el número de Eduardo que había guardado anteriormente.

Esta vez, cuando llamó, Eduardo contestó.

Jaime estaba perplejo.

—Señor Rodríguez...

—Eduardo, ¿está Alejandro contigo?

En el momento en que Eduardo abrió la boca, Jaime lo interrumpió.

Hubo un largo silencio de Eduardo, antes de que finalmente explicara todo lo que había sucedido en Andalia.

Jaime tardó mucho tiempo en recuperarse.

¿Samuel... había
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