Alejandro levantó una ceja con una sonrisa irónica y dijo:
—¿Vender?
Raúl rio astutamente y respondió:
—Dame algo de dinero, déjame ir, y te contaré todo.
Alejandro mostró una mirada sarcástica y dijo:
—Después de escucharte, consideraré tu oferta.
Raúl continuó:
—Ximena no es mi hija, fue adoptada por Laura. En ese momento, acepté criar a Ximena con Laura para poder conquistarla.
¿Ximena fue adoptada?
¿También es huérfana?
Alejandro frunció el ceño, de repente sintió algo extraño y preguntó ansiosamente:
—¿Dónde la adoptaron?
Raúl negó con la cabeza y dijo:
—No tengo idea, pero Laura tiene un certificado de adopción que probablemente lo indique.
Alejandro preguntó de nuevo:
—¿Dónde está ahora el certificado de adopción?
Raúl se puso nervioso y tragó saliva,
—Cuando vendí la casa, deseché todas esas cosas en una chatarrería.
Alejandro reflexionó por un momento y luego preguntó:
—Otra pregunta, ¿por qué Ximena te denunció y te envió a la cárcel?
—¡Porque es una desalmada! —Raúl