Al ver la respuesta de la doctora Cubillos, Ximena tardó mucho en reaccionar.
Quizás Renata no quería regresar con Alejandro porque temía que verlo la estimulara a recordar cosas del pasado.
Por la tarde, después de una reunión en la empresa, Ximena se fue temprano al supermercado. Compró bastante comida y luego fue a recoger a los niños después de la escuela.
Debido a que Alejandro estaba hospitalizado, Leo seguía viviendo en casa de Ximena durante un tiempo, lo cual le venía bien a Ximena.
Ximena llevó a los niños a casa y, al ver a Renata, esta recuperó su apariencia inocente y encantadora.
Ximena cocinó la cena personalmente y preparó una mesa llena de deliciosos platos para los niños y Renata.
Liliana se apoyó en el borde de la mesa, con sus hermosos ojos abiertos de par en par, y preguntó emocionada:
—Mamá, ¿hoy es el cumpleaños de alguien? Hay mucha comida deliciosa.
Ximena sonrió y apartó a Liliana de la mesa:
—No puedes comer hasta que te laves las manitas, ¿entendido? — Li