— Ya bajé del avión y voy de camino a casa, Liliana. ¿Podrías regresar a casa por un momento? — preguntó Ximena con voz suave.
— ¿Tan pronto volvieron del viaje? — exclamó Liliana sorprendida —. ¿Cuánto falta para que lleguen?
— En media hora estaremos ahí. Ven, mamá quiere preguntarte algo.
— Está bien, voy para allá.
...
Al llegar a casa, Ximena y Alejandro apenas estaban bajando del auto.
Apenas los vio, Liliana corrió emocionada hacia ellos. — ¡Papá, mamá!
Ambos voltearon al escucharla y antes de que pudieran reaccionar, Liliana ya se había lanzado a sus brazos.
Ximena sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda. — Ya estás de melosa otra vez.
Alejandro le acarició el cabello y preguntó: — ¿Cómo te ha ido en la escuela?
Liliana levantó la mirada. — Bien, aunque un poco aburrido.
Tomándolos de las manos, los guió hacia la casa. — Vamos adentro y les cuento.
Ya en la sala, Ximena tomó suavemente la mano de Liliana. — Hija, Leo me contó lo de Fabián.
Liliana no se sorprendió de que