Cuando Alejandro terminó de cambiarse, Ximena pidió que prepararan algunos regalos, y los tres partieron hacia la casa de Fabián.
Al llegar, el guardaespaldas les abrió la puerta desde dentro. Liliana los guió al interior.
Al igual que Liliana, Ximena y Alejandro se sorprendieron al ver la situación en la casa de Fabián, pero no dijeron nada y siguieron a Liliana hasta el dormitorio.
Al abrir la puerta, Fabián, que estaba sentado en la cama mirando su teléfono, levantó la cabeza de repente.
En cuestión de segundos, Fabián reaccionó e intentó levantarse.
Ximena se apresuró a decir:
—No te levantes, quédate en la cama. Debes cuidar bien tus heridas.
Fabián los miró:
—Discúlpenme, señor y señora, por mi falta de cortesía.
Liliana intervino:
—Mis padres no son tan formales, no te preocupes por eso.
Fabián sonrió levemente y negó con la cabeza.
Ximena dijo:
—Me enteré de tu situación por el hermano de Liliana. Como esto ocurrió por causa de Liliana y no podemos resolverlo, al menos te traji