—Después de decir esto, Alejandro se acercó con naturalidad y tomó las llaves del auto de la mano de Ximena.
Nicolás, parado a un lado, observó a Alejandro y dijo:
—Papá, te equivocaste. No es mamá quien va a tener una cita a ciegas con alguien más.
Alejandro bajó la mirada hacia el pequeño de expresión presumida y preguntó:
—¿Entonces qué es?
Nicolás miró a Ximena sonriendo y dijo:
—Con una mujer tan hermosa como mamá aquí, ¿quién necesita citas a ciegas? ¡La fila de pretendientes debe dar la vuelta al Atlántico!
Leo añadió:
—La última vez escuché a mi madrina decir que hay varios ejecutivos de alto y medio rango en la empresa de mamá que están interesados en ella.
La sonrisa de Alejandro se ensombreció:
—Un grupo de personas con malas intenciones. Tu madre no les presta atención.
¿Alto y medio rango?
Alejandro soltó una risa fría. Parecía que tendría que adelantar su plan.
Ximena miró su reloj de pulsera y dijo:
—Ya es hora. Si no salimos ahora, llegaremos tarde. ¿Pueden levant