—Ya basta, no quiero pensar más en eso—. Simona palmeó el hombro de Ximena. —Al menos es una buena noticia. Por cierto, si tu hermano ya se está encargando, ¿no deberías avisarle a Damián para que no siga buscando?
Ximena reaccionó y rápidamente sacó su celular para enviarle un mensaje a Damián. Pasó un buen rato antes de que Damián respondiera:
—¿Ocurrió algo? ¿O encontraste a alguien que puede resolver esto?
Ximena pensó un momento y respondió:
—Algo así, lamento que hayas tenido que molestarte, Damián.
Damián:
—No es molestia.
...
Una semana después.
En el pueblo.
Liliana acababa de regresar de la escuela cuando vio a Manuel y Zacarías conversando en la sala.
Liliana entró y los saludó.
Zacarías la miró y le hizo una seña. —Ven aquí, niña.
Liliana se acercó. —Zacarías, ¿qué pasa? Tengo que ir a hacer mi tarea.
Zacarías:
—Niña, ve con él a Reinovilla.
Liliana abrió mucho los ojos. —¿Solo yo?
—Sí—, asintió Zacarías. —Puedes encargarte sola de esto. Me comunicaré con tu madre para