Cruz corrió a casa y buscó el diario que había escrito antes.
Tenía la costumbre de escribir un diario desde que tenía 6 años y, cuando me casé con él, me lo traje de casa.
Con manos temblorosas, encontró la página de cuando tenía doce años:
«Día 17:
Esta noche, con la luna brillando, me he enterado de que Cruz estaba siendo acosado por sus dos hermanos, y he tenido que correr a su rescate... No me atreví a decírselo a mi padre, pues me detendrá si sabe que voy al bosque del sur, fui sola.
Día 18:
¿Tanto miedo da el bosque por la noche? Menos mal que al final lo encontré. Cuando lo encontré al borde de la trampa, su pelaje plateado estaba cubierto de líquido pegajoso de hiedra venenosa, sus pupilas doradas estaban nubladas, ¿se había quedado ciego?
Día 23:
Me preguntó quién era. Supuse que se avergonzaría si se entera de que una chica lo vio en su miserable estado. Así que, tuve que buscar un cambiador de voz del brujo y fingir que era un hombre, pero él pareció darse cuenta y se rio a