Yaritza vio el número de teléfono entrante y se quedó perpleja durante algunos segundos. Después de contestar la llamada, escuchó la voz de David…
—¿Este es tu número de teléfono?
—Sí —respondió Yaritza, y repitió—. Señor Morales, le compraré un nuevo traje, ¿eso está bien?
—Está bien para mí.
—Después de regresar a Narvalia, me pondré en contacto con usted.
—Bien.
Después de la llamada, David se quedó en el balcón, observando a Yaritza con una bolsa de traje en una mano y el teléfono en la otra. Sonrió ligeramente y guardó su número de teléfono en sus contactos. El contacto de ella, conseguido abierta y honestamente.
Yaritza guardó la ropa y se dispuso a ir al puesto. Sacó su teléfono y abrió la aplicación “Puesta en marcha”. Cuando vio los setecientos sesenta y seis pedidos, quedó completamente asombrada.
¡En toda la ciudad solo había setecientos sesenta y seis hogares en total! ¡Lo cual significaba que todos estaban participando en el proyecto de construcción colectiva!
¡La eficien