Él levantó maliciosamente una ceja, con una mirada helada y aterradora, emanando un resplandor frío y afilado.
¿Fue rápido?
¡Maldición!
Se acercó rápidamente, sin darle tiempo a Laín para reaccionar, levantó sus largas piernas y le propinó una patada directa. Laín dobló con dolor las rodillas y cayó de rodillas en el suelo. Por inercia, apoyó las manos en el suelo, realizando una reverencia estándar.
David sacó su teléfono y envió de inmediato un mensaje de voz por WhatsApp: —Se cancela el bono de fin de año de Laín.
Al escuchar esas palabras frías, Laín comenzó a llorar amargamente a gritos...
De repente, se oyeron pasos.
La señora Romero, apoyada por un sirviente, salió del ascensor. Tan pronto como se abrieron las puertas del ascensor, vio a Laín postrado en reverencia, lo cual sorprendió muchísimo a la anciana.
—Jesús, ¿qué está haciendo este Laín…?
—Él está practicando artes marciales —dijo David con calma.
—Ah, ah, parece que en las series de televisión la técnica de la rana se