No sabía cómo contarle esto a mi hermano. Además, cuando vi a mi papá ayudando a mi abuela a salir, no quería que ella se enterara.
Así que le dije:
— Yo me ocupo, hermano. No te preocupes, disfruta el cumple de la abuela.
Mi hermano parecía que quería decir algo más, pero cuando vio que la abuela ya había salido, se quedó callado.
Mi papá me vio y sonrió.
— Esmeralda volvió.
Qué loco.
Antes estaba tan cegado con Luna, la consentía en todo, y para que mi mamá la aceptara más, no dudaba en pisotearme cada vez que podía. Cuando Luna "murió", hasta parecía que quería matarme a mí también.
Pero cuando aceptó que Luna ya no estaba, cambió por completo.
No era como mi mamá, que seguía viviendo en el pasado y me miraba con odio.
Él empezó a tratarme con cierta culpa, me preguntaba cómo estaba, se preocupaba. Y aunque yo ni le respondiera o lo ignorara, no se enojaba.
Mi abuela me vio, se acercó feliz y me agarró la mano.
— ¡Mi chiquita volvió!
Para ella, siempre fui como una nena que necesita