Mis labios sobre los suyos son todo lo que hace falta para decirle cuanto la amo y lo feliz que soy porque sea mi esposa, sus manos sobre mi nuca provocan que nuestro beso se intensifique y es así como decidimos celebrar nuestra unión, solos, en nuestra habitación, amándonos, después de todo es lo que nos provoca hacer.
Unos de mis brazos rodean su cintura y así vamos caminando por esta habitación hasta llegar a la cama, una que para su sorpresa está llena de pétalos de rosa —¿Y esto?— Me pregunta sorprendida.
—Una sorpresa para mi esposa.— Le respondo mirándola a los ojos y se sonríe.
Juega con sus dedos en mi nuca enredándolos con este —Eres muy romántico cuando quieres.— Comenta divertida y mordisquea sus labios haciéndome enloquecer.
—Contigo soy todo lo que tú quieras que sea, te amo, juro que nunca