Cuando se percataron de que tenían público, de inmediato papá se incorporó preguntando que hacía allí. Yo, con lágrimas en los ojos, los recorrí con la mirada, completamente asqueado y negué con vehemencia, girándome para marcharme. Había tenido demasiado con todo y ya no soportaba ni un minuto estar en aquel lugar. Amber corrió tras de mí, envuelta en una sábana a suplicarme que la escuchara y que la perdonara, gritando a diestra y siniestra que me amaba. En ese ínterin, en el que forcejeábamos para que me soltara y pudiera marcharme, mi padre cayó al suelo y su cuerpo convulsionó. Me quedé inmóvil, incapaz de mover un solo dedo hasta que Liam reaccionó y llamó a un servicio médico. Fue… ¡por Dios! Escalofriante ver como papá agonizaba, como iba dejando de respirar y los ojos de unos matices iguales a lo