Las luces del jardín se encendían, el día había declinado por completo. Misha y su hermana debatían sobre la habitación que asignarían para el señor Leroy y su esposa. Al final, se inclinaron por la habitación de la primera planta, al fondo del jardín. Leonard les había contado que la señora Moss era amante de los rosales. Se sentiría como en casa.
Mumi se unió a ellas en la cocina para tratar un tema. Estaba molesta y a punto de estallar.
-Esperaré a que Leonard llegue; pienso marcharme, pero no me guardaré nada: ¡lo odio! -. Cruzó sus brazos con enfado.
-Querida, no veo necesidad de que emplees tu tiempo en odiar a mi sobrino. Él nunca jugó con tus sentimientos. No veo motivo para que armes todo un alboroto… El señor Leroy estará aquí con su esposa de visita. Espero que te comportes-.
-No tengo que guardar apariencias. Quiero una explicación de parte de Leonard-.
-Pero él te lo ha dejado claro: no está enamorado de ti-.
-Claro, pero se enamoró de una pueblerina, una aparecida de la