31.
31. El amor no es para todos.
-Bebé, ¿por qué aterrizamos acá? –Preguntó Dylan adormilado y me asomé a ver qué sucedía. Caminé por el pasillo y le pregunté a la azafata que porqué habíamos aterrizado acá, otros pasajeros también se veían extrañados. Se suponía que el vuelo solo haría una escala y eso fue en Madrid, de ahí debíamos venir directamente a nuestra ciudad, no a la capital.
-Disculpe señor, hay una fuerte tormenta en el caribe, por lo que los vuelos tendrán que retrasarse unas horas, lamentamos las molestias.
-Pero acá no está lloviendo.
-Acaba de detenerse, ha estado inestable el clima. –Ella me miró extraño un momento. -¿Me permite su identificación?
-Sí. –Le di mi tarjeta de conducción y ella le secreteó algo a una de sus compañeras, eso se me hizo muy extraño, pero lamentablemente, decidí ignorarlo. Hace muchos años vivía tranquilo, sin nada que esconder y pensé que siempre viviría así. No debí bajar la guardia, no debí confiarme tanto. Nadie nunca sale bien librado de s