Elena
Cuando Jelena dice que hemos terminado, me quedo un momento sentada con la mirada baja, en el fondo de mi alma me sentía libre, me sentía tranquila; es como si un bloque que tenía entre mi esposo y mi futuro se derrumbara.
Pero también vienen muchas preguntas a la cabeza: ¿Qué hice? ¿estará enojado? ¿decepcionado? ¿en verdad hice todo esto? ¿Qué pasara después? ¿Cómo vuelvo a ver a los hombres a los ojos? ¿hice lo correcto?
Estoy tan concentrada en mi mente, que cuando siento el toque delicado de Jelena me sobresalto - Lo lograste... - dice - por favor, deja de darme esa mirada, lo hicisteis tú sola nadie más que tú - me da un guiño antes de apartarse - deberías de ver sus rostros.
Se da la vuelta y me deja de frente ante casi 50 hombres que se han quedado en silencio, con los ojos muy abiertos, observándome; me fijo en todos y cada uno de ellos, antes de quedar encantada en los ojos de mi marido; que los tiene rojos, sus mejillas están húmedas y su mirada... dios... hay tantos