Luz
John camina de un lado a otro.
Su ceño fruncido y su gesto hosco lo hacen ver muy adorable.
Quiero decirle que se detenga y que deje de preocuparse, pero si lo hago ya no podré disfrutar de su expresión.
No todos los días logro apreciar a ese enorme hombre ser tan vulnerable como un tierno osito.
Desde la camilla en la que estoy, sonrío y continuo observándolo.
No hay nada de qué preocuparse, probablemente algún alimento me sentó mal. El olor de la comida grasosa me provocó náuseas, no es algo que me suceda con frecuencia, es más, nunca.
Vuelvo a pensar en las papas fritas bañadas de aceite, y las náuseas vuelven de inmediato.
¡No puede ser!
Mis ojos se abren enormemente, y me tapó la boca con la mano.
Mi periodo, mi menstruación aún no llega. Pero yo no soy regular, siempre me atraso un par de días, creí que era normal.
¡Dios mío! Eso quiere decir que estoy …..estoy….
La puerta de la sala se abre dejando ver a Thomas que entra con los papeles en sus manos y una ligera so