Dos cuerpos permanecen entrelazados sobre la cama, dos personas cuyo amor se ha fortalecido de gran manera.
Ignorantes de que ya es pasado el medio día, se niegan a levantarse. Sin embargo cierta mujer ha irrumpido en la mansión con el propósito de conocer a su nuera, y es que al saber que la muchacha se quedó a dormir en la habitación de su hijo, chilló como una niña pequeña, y no aguanto las ganas de presentarse y “conocer” oficialmente a la futura madre de sus nietos.
—Despiertalos Lis, yo los espero aquí abajo.
—Señora no puedo hacer eso.
Leonore movió su mano en el aire quitándole importancia —. Tú tranquila, yo asumiré la culpa, ve, ve… —la impulsó empujándola suavemente de los hombros.
A regañadientes Lisbeth accedió, con cuidado caminó hasta el cuarto y con cautela batió sus nudillos en la puerta.
Los segundos pasaban sin recibir respuesta alguna.
Ya desesperada golpeó un poco más fuerte.
—Las cosas que tengo que hacer —susurró para sí misma.
Repentinamente la puerta s