Capítulo 6.

Mis lágrimas volvieron a caer, lo que provocó que él se separase un poco, limpiase estas con el dorso de la mano, y me acariciase la mejilla para intentar calmarme. Y lo hizo, no os podéis imaginar como lo hizo. Él acercó su rostro a mi frente y la besó con suavidad, para luego abrazarme, aferrándose a mí, sin querer dejarme ir aún.

Nos mantuvimos así por varios minutos, dejándonos embriagar por el olor del otro, sin querer pensar en nada más, disfrutando de aquel momento por última vez, mientras mi corazón comprendía algo, la razón por la que él no podía aferrarse a mí, y entonces lo entendí todo: su negativa de vernos con la llegada de Camile, el insistir en que Camile podía hacerle olvidar, el fingir que ese  beso no había pasado, el aferrarse a la idea de volver a separarnos, él no querer aferrarse a mí como en el pasado. Sus sentimientos hacia mí habían cambiado, y ahora sólo quedaban los recuerdos, nada más.

Mis lágrimas volvieron a salir tan pronto como me di cuenta de ello, y mi corazón desgarró un poco más. Yo había sido la única que había mantenido ese sentimiento por meses, era la única que aún tenía una pizca de esperanza por ese amor, era la única que no se había atrevido a olvidar y empezar una relación con alguien más, era la única que había elegido erróneamente desde el principio. Mis decisiones siempre me traían dolor, mis decisiones siempre lo hacían todo enrevesado y complicado.

Sus palabras volvieron a mí como un látigo en una piel desnuda: “Ella me hace olvidar” Me estaba olvidando, me estaba dejando atrás, y aquella canción que había escrito, aquel “Recuérdame” carecía de sentido en aquel momento, tan sólo eran palabras vacías, ya no significaban nada, sólo estaban ligadas a los recuerdos, pero nada más.

  • Creo que no deberíamos volver a vernos – dije al fin, tras limpiar mis lágrimas, haciendo que él me mirase sin comprender, separándose de mi abrazo – deberíamos olvidar todo esto, olvidar el pasado.

  • Podrías ser mi amiga – rogó él, queriendo mantenerme a su lado por los recuerdos que una vez atesoró.

  • No – negué – esta vez soy yo la que no puede aceptar eso – aseguré, provocando que él me mirase sin comprender a lo que me refería – esta vez soy yo la que te dice adiós, la que te desea que seas feliz – afirmé, obligándome a mí misma a no llorar al decir aquello – esta vez…

  • Alicia…

  • Ya es hora de que deje el pasado atrás – comencé, tragando saliva, intentando que el enorme nudo que se había formado en mi garganta desapareciese – esta vez debo dejar atrás esos recuerdos y seguir con mi vida – me calmé a mí misma, pero mi corazón parecía imposible de tranquilizar – debo encontrar a alguien que me haga olvidar – concluí, mientras sentía mis lágrimas caer, pero me las retiré deprisa, antes de que él pudiese hacerlo. Ya no podía volver a permitir que él limpiase mis lágrimas.

  • ¿por qué siempre eliges caminos que nos separan? – Preguntó dolido, agarrando mi mano para que dejase de limpiar mis lagrimas.

  • Ya no puedo seguir aferrándome a ti. – aclaré, con la mirada fija en el suelo, mientras él me miraba molesto – Lo que sentías por mí … - mis lágrimas volvieron a salir de nuevo, al pensar en ello, pero él no hizo nada por detenerlas, tan sólo se quedó allí, mirándome, sintiendo como sus lágrimas también luchaban por salir al exterior – Lo que sientes por mí ya no es suficiente, y lo sabes.

  • Alicia… - me llamó, incapaz de afirmar que lo que decía era cierto, incapaz de poder creer aquello, incapaz de dejarme ir del todo.

  • Preferiste pasar la tarde junto a Camila, ella fue tu elección. – concluí, haciendo que él negase con la cabeza, sin poder creer que lo que yo decía fuese cierto. Pero era cierto, él lo sabía, había elegido quedarse en el hotel junto a Camile, besándola, haciéndole el amor antes que reunirse conmigo, pero no era por lo que imaginaba, simplemente no quería admitir frente a Camile, frente al mundo, que quería verme, que algo se había removido en su interior al enterarse que estaba soltera, que había dejado a Miguel Ángel, y sobre todo, que sospechaba que la razón de aquello era él. – Una vez me dijiste, que no valía con solo sentir, que había que demostrar… y tú me has demostrado hoy, que ya no hay nada que …

  • Es cierto – me cortó, antes de que hubiese terminado de hablar, haciéndome levantar la cabeza para mirarle – Camile me hace olvidar – aseguró, mientras aquello volvía a desgarrarme por dentro, y él pareció darse cuenta, pues acarició mi frente, apartando mi cabello de mi mejilla, sujetándolo detrás de mi oreja - ¿pero sabes una cosa? – preguntó con calma, mientras yo levantaba la mirada y me fijaba en sus ojos – Todo vuelve cuando ella se va – concluyó, haciendo que mi corazón se calmase un poco – Aunque intento mantenerlo a raya, intento que nadie note que estoy hundido porque la mujer de la que estoy enamorado ha elegido a otro hombre.

  • Le dejé esa noche – aseguré, haciendo que él me mirase con atención – la misma noche en la que dejaste de aferrarte a mí. – proseguía – Le dejé porque me di cuenta de que te amaba a ti más que a él – concluí, mientras mis lágrimas volvían a salir.

  • Shh – siseó, mientras me rodeaba con sus brazos, agarrando mi cabeza entre su mano, para luego besarla con intensidad – perdóname – aclamaba, mientras mi llanto salía al exterior, mientras yo me aferraba a su cuerpo, a su olor, incapaz de dejarle marchar de nuevo. Ya no quería que se alejase de mí de nuevo, me daba igual si volvía a hacerme daño, tan sólo quería… quería…

  • Tenemos formas diferentes de amarnos – reconocí, al darme cuenta de una cosa, provocando que mis lágrimas dejasen de salir – yo dejé a la única persona que habría podido hacerme feliz además de ti, y me mantuve alejada del hombre al que amaba por seis meses, porque era lo que esa persona quería. Y durante ese tiempo, no había nadie más, yo solo… - me separé de él y miré hacia sus ojos, haciendo que él me prestase toda su atención – Pero tú, nada ha cambiado para ti, sigues siendo como siempre.

  • ¿Cómo siempre?

  • ¿Qué aún me amas? ¿Eso es lo que quieres decir? – pregunté, algo lastimada con todo aquello, mientras él me miraba sin entender a dónde quería llegar - ¿cómo puedes amar a una persona y al mismo tiempo acostarte con otra?

  • Sí – aceptó – te amo – aclaró – y sí, me he acostado con ella. Pero pensé que nunca volvería a verte, pensé que me habías olvidado, pensé…

  • ¿Qué vamos a hacer? – pregunté, aterrada por cómo habían acabado las cosas. No le quería fuera de mi vida, pero sabía que sería difícil para él, sabía que, a pesar de todo, nuestros proyectos no nos dejarían estar juntos.

  • Deja que esta vez – comenzó, acercando su rostro al mío para sonar más cercano – me aferre a ti.

  • ¿y Camile?

  • Hablaré con ella – me calmó – pero esta vez – proseguía, acariciándome la barbilla, incapaz de dejarme ir aún – elígeme a mí – rogó, para luego acercar su rostro al mío y volver a besarme. Pero esta vez su beso era mucho más puro, mucho más calmado.

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