Capítulo 7.

Mantenía su mano entrelazada a la mía, mientras caminábamos con sigilo por los pasillos de mi casa, intentando evitar a mi madre, que estaba sentada en el salón viendo la tele, con una amplia sonrisa en nuestros rostros, sin dejar que nada más nos afectase. Acabábamos de aceptar continuar con aquella locura, comenzar una relación juntos, aferrarnos el uno al otro sin que importase nada más. No podía evitarlo, estaba feliz y no me importaba nada más.

Reímos al llegar al jardín, cerca de la puerta de la calle, y nos miramos con complicidad. Y entonces se acercó a mí, besó mi mejilla, sonrió con calma, y se despidió:

  • Te llamaré mañana – aseguró, para luego separarse de mí un poco, abriendo la puerta de la calle, aún sin soltar mi mano – ten dulces sueños – me animó, soltando mi mano, sin dejar de sonreír hacia mí, mientras yo le devolvía la sonrisa.

Cerré la puerta tras él, admirando como se ponía la capucha de su sudadera, y caminaba calle abajo, hacia su coche.

Volví hacia mi casa, olvidándome de mi madre, mientras pensaba en él, en lo que habíamos empezado, en su suave beso sobre mi mejilla, sin poder evitar sonreír como una idiota.

Una tos frente a mí me hizo salir de mis pensamientos, levantar la cabeza y percatarme de que había entrado en el salón, donde mi madre veía la tele, y ahora miraba hacia mí en busca de una explicación.

  • ¿Se puede saber dónde estabas? – preguntó molesta, pues ella creía que me había marchado de casa dejándolo todo por medio, incluso dejando las luces encendidas y las ventanas del jardín abiertas.

  • Estaba arriba – reconocí, decidiendo que era hora de enfrentar a mi madre, de contarle la verdad, de dejar de huir sobre lo que sentía por Pablo.

  • Imposible, he estado arriba y …

  • Hay algo que no te he dicho – comencé, sentándome en el sofá junto a ella, agarrando sus manos para que dejase de estar enfadada y se mostrase más receptiva – cuando dejé a Miguel Ángel … - proseguí, haciendo que mi madre me prestase toda su atención, pues yo no solía querer hablar sobre ello - … no es cierto que lo dejase por la música – reconocí.

  • Así que… - empezó sin dejar de mirarme - … has decidido contarme la razón por la que no te permites volver a enamorarte.

  • Estoy enamorada de alguien mamá – aseguré, haciendo que ella sonriese, como si lo hubiese sabido desde el principio.

  • ¿has decidido dejar de lamentarte por las esquinas y luchar por él? – preguntó, mientras yo la miraba atónita, no entendía su actitud con aquello – Me di cuenta ayer, Alicia, por la forma en la que os mirabais en el programa.

  • Mamá… - la llamé, con lágrimas en los ojos, pues me sentía traicionera por habérselo ocultado durante todos aquellos meses, pero antes de que pudiese pedirle perdón siquiera volvió a hablar.

  • Sé que le amas – añadió, orgullosa de la mujer fuerte en la que me había convertido – pero ¿él? No estoy segura de que él sienta lo mismo.

  • ¿por qué dices eso? – pregunté, horrorizada, atemorizada. Pues mi madre era una persona muy sabia y siempre solía tener razón.

  • Todo este tiempo que habéis estado separados él ha estado con otra chica – aseguró. Negué, sin poder creer aquello, no entendía cómo mi madre podía saber sobre Camile – Acaban de salir unas fotografías – me informó, mientras yo levantaba una ceja, con curiosidad – él ya tiene novia, Alicia.

  • ¿Qué? – pregunté, sin comprender lo que estaba sucediendo – No – negué, incapaz de creerlo – ellos sólo son amigos.

  • ¿Al igual que lo eres tú? – preguntó con ironía, mientras cogía su móvil y buscaba en él algo – Mira – me mostraba. Era una foto dónde aparecía él besando a Camile tiernamente en la mejilla, mientras la cogía de la mano con dulzura. Más abajo aparecían unas letras, las letras de la noticia. ¿Pablo… tiene novia?

El artículo era breve, lo que me permitió leerlo rápido.

¿Pablo… tiene novia?

Esta misma noche nos hemos quedado estupefactos al recibir esta fotografía, dónde Pablo … aparece con una chica cogido de la mano. Todo parece indicar que es su chica y según fuentes cercanas al cantante, ella es una de las bailarinas que le acompaña en sus conciertos. Así que no es de esperar, que entre gala y gala haya surgido el amor.

Temblaba, de arriba abajo, ante la sola posibilidad de que mi madre tuviese razón, de que él ya tuviese novia, de que yo tan sólo fuese… y entonces me di cuenta de algo. Él no había negado que hubiese una relación entre ellos, aunque yo hubiese pensado desde el principio que sólo eran amigos con derechos.

Dejé caer el teléfono sobre el sofá, y me levanté, estática, sin poder creer aquello, sin poder creer que todo fuese mentira, sin poder…

  • Alicia – me llamó mi madre, intentando traerme a la realidad, pero yo no podía pensar con claridad, no en aquel momento. Corrí hacia la puerta, mientras escuchaba a mi madre detrás, gritando mi nombre, agarré las llaves del auto y salí de la casa, temblando de miedo, al pensar en que todo aquello podría ser cierto, al pensar en que quizás estaba rompiendo una relación que él había empezado por aferrarme a él de aquella manera.

Me monté en el auto, histérica, y puse rumbo a su hotel, mientras mi mente divagaba por la conversación que él y yo habíamos mantenido aquella noche.

“Ella me hace olvidar” – resonaba en mi cabeza, una y otra vez. ¿Ella era su novia? Me pregunté a mi misma. Sólo eso tenía sentido para que él se hubiese quedado en el hotel en vez de asistir a la cita que teníamos esa tarde. No podía simplemente irse a la cita conmigo y dejar plantada a su novia, no podía…

  • Oh Dios Mío -. Acababa de darme cuenta de que era cierto, ella era su novia. Y yo volvía a meterme en medio de una relación, como me había pasado con Miguel Ángel.

Mis lágrimas comenzaron a aparecer en ese justo instante en el que me di cuenta de que él no era mío, él era de otra, y yo le había perdido antes si quiera de empezarlo.

Apreté el pedal del acelerador, molesta con todo aquello, mientras golpeaba el volante con una mano, sin poder dejar que mi llanto saliese al exterior, al darme cuenta de que tenía que volver a dejarle, tenía que dejar que él fuese feliz, que Camile le hiciese olvidarme, tenía que obligarle a dejar de aferrarse a mí.

Para colmo llovía, y aquello tampoco me quedaba ver con claridad la carretera hacia la ciudad, hacia su hotel.

Un fuerte fogonazo entre aquella oscuridad me hizo perder la vista de la carretera, por un momento, y un segundo después un enorme camión pitaba con insistencia. Tan pronto como volví la vista hacia la carretera pude darme cuenta de lo que sucedía: me había cambiado de carril y si no hacía algo pronto, sería arrollada por aquel tráiler.

Volteé el volante aterrada y este salió disparado de la vía, hacia los árboles, chocando con uno de ellos con tanta fuerza, que mi cabeza chocó contra el volante, haciéndome perder el conocimiento.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo