Capítulo 24
—No te asustes —dijo Kainn en su oído—, aunque se ve imponente, es bastante dócil.

—¿Tú crees? —murmuró Elisa sintiendo cómo él se acomodaba tras ella en la silla de montar.

—Te lo aseguro —sonrió él antes de espolear a Príncipe, que inició una caminata suave.

Pero la verdad era que el animal baj
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