—Tú te metiste a mi habitación, si quieres hablar, habla.
—¡Vístete!
—No estoy tan desnudo, gracias.
Elisa se giró solo un poco para verlo a los ojos, siseando con frustración al ver su mirada divertida, pero apenas dio el primer paso para alejarse cuando Kainn sintió que perdía la respiración.