Gabriela leyó el documento en sus manos, la demanda de divorcio entablada por Enrik parecía más un memorial de agravios que un documento legal, se le hizo gracioso ver como se detallaban las faltas que tuvo en los ocho años de matrimonio empezando por el desfalco, y terminando con los atentados a la vida de personas como Drai y Leone Bosé. Sin embargo, lo que sí le llamó la atención fue la investigación que se solicitaba fuese abierta en su contra por el homicidio de James Olar Wilson.

Todo era una completa locura, una infamia originada por la aparición de los Bosé en su vida y en la empresa. No lo firmaría, le devolvió el papel a Barrera alegando que los reales culpables eran Camila Jilguero, William Wilson y Sigmund Maxwell.

El abogado exhaló demostrando que dudaba de su buen juicio, una cosa era lidiar con su pose de princesa, la prepotencia y los argumentos ridículos que siempre daba cuando no le daban la razón o cumplían sus caprichos, optando por la estrategia de ignorar los te