-Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.
~Antoine de Saint Exupéry
Fecha 29-Agosto-2020
Keisy
-Theo-. Voltee a verlo incrédula -. Ese es mi nombre preciosa -. Dicho eso me hizo una seña para que lo siguiera.
Comenzamos a caminar hacia mí casa aunque de nuevo cambió de lugar, aún no sabía cómo es que de nuevo estábamos en el bosque, comencé a caminar junto a Theo que por alguna extraña razón me sentía bastante tranquila.
-Theo-.Lo llame
-Dime.
-Theoooooo
-¿Que pasa?
-THEOOOOOOOOOO
-Dime-.Dijo rascándose el puente de la nariz.
-Es que me gusta tu nombre
¿De dónde salió tantas ganas de hablar?
-Acaso estás coqueteando conmigo-.Me dijo con una sonrisa pícara.
-Te estoy coqueteando-.Lo mire enarcandó una ceja.
Comenzó a reírse y fue muy familiar esa risa.
«Así es nena, disfrútalo incluso lo haces mejor que ella»
Me dieron ganas de vomitar.
-Siento que te conozco, pero no sé de donde-.Le dije tratando de recordar de dónde lo conozco.
-No puedo forzar tu cerebro a que me recuerdes.
-De acuerdo-.Me di por vencida
-Entiende que es por tu bien
-Lo se
Comencé a caminar sin mucho ánimo, odiaba que me hicieran eso que me dejarán con la duda.
Ya estábamos casi por llegar a mi casa, pero antes voltee a ver la casa de Rhett que estaba sola y demasiado descuidada.
Me acerque a la casa y toque pero nadie respondió.
Seguí tocando pero nadie respondió así que me di por vencida.
-Algo extraño esta pasando-. Susurre para mi.
Me encamine a mi casa y me quedé en frente de Theo.
Theo, por su parte me miraba como si estuviera loca, así que le pasé por un lado y me adentre a mi casa.
Una vez dentro, subí rápidamente a mi cuarto.
Cuando llegue, cerré la puerta y comencé a quitarme la ropa, las lentillas, quedando solo en ropa interior.
-Si todos los días me recibirás así, no me quejare -.Solte un chillido y voltee rápidamente y hay estaba Theo, me puse la primera blusa que tenía a mi alcance y me tape la cara.
¿Cómo rayos llegó tan rápido? Le había cerrado la puerta en la cara
-¿Qué haces aquí? Eres un pervertido -. Le dije rápidamente.
-No mentía cuando te dije que eres mía.
-Deja de decir que soy tuya, no soy de nadie -. Le dije molesta.
-No estas a salvo-. Lo mire incrédula.
-¿De qué hablas? -. Dicho eso comenzó a venir hacia mí, me arrincono en la pared y quise zafarme de él pero fue inútil.
-Sabes es divertido ver como vas por la calle tratando de parecer normal cuando no lo eres y fingir que no me recuerdas a mi.
-No miento cuando te digo que no te recuerdo y no se de que me hablas.
-Espera, ¿No me recuerdas de nada?-. De nuevo ese dolor punzante en la cabeza comenzó.
«Me encontraba cazando conejos junto a mi único amigo, estábamos jugando nuestro juego favorito, quien cazara más conejos ganaba, estaba por cazar el siguiente y oí a mi mamá gritar mi nombre, sabía que significaba eso, no quería ir, Theo llego a mi lado y voltee a verlo haciendo pucheros, el era el único que disfrutaba hacer lo mismo que hacía yo y que a base de eso mis papas me encerraban en el sótano como castigo.
»-Theo por favor no dejes que me metan de nuevo hay-. Le dije con la voz rota
»-Ven, vamos a mi casa -. Me dijo con su voz dulce que tanto me gustaba
»-Por cierto, te gane -. Sonreí victoriosa -. Logré cazar 7 conejos
»-Lamento decirte que de nuevo eres una perdedora, porque yo logre cazar 9.
»-No es justo -. Le dije cruzando me de brazos, si señores tenía 12 años y seguía comportándome como una bebe.
»-Ahora es mi parte favorita -. Dicho eso sacamos las dagas que teníamos escondidas en el árbol y comenzamos a matar a los conejos, era algo que disfrutaba y que a producto de eso mis papas me encerraban en el sótano durante dos días ya que temían por su vida, solo porque un día estaba aburrida y quise matarlos <<idiotas>> desde ese día son distantes conmigo y cada noche me daban una pastilla que decían que era para mi enfermedad, aunque yo no me sentía enferma»
-No somos normales-.Me dijo como si hubiera visto mi recuerdo también.
-Esas pastillas eran para hacerme perder la memoria, ahora lo entiendo todo.
Siempre fui un monstruo para mis padres, no me sorprende.
-Siempre quisiste retener esas ganas de matar para parecer alguien normal, cuando no lo eres, no lo somos, aunque debes saber muchas cosas.
-¿Por qué nunca me ayudaste?
-No era tan fácil, nunca supe que pasaba hasta hace poco, cuando ya no me buscabas creí que te habías aburrido o algo por el estilo-. Me dijo sin ninguna expresión.
-Siempre supe que no era normal, pero hay algo diferente, porque puedo sentir mis emociones pero se hacer cosas que los demás no hacen.
-A eso quiero llegar, pero ahora mas que nunca debemos cuidarnos, nos están cazando.
-¿Cazando? ¿A qué te refieres? -. Le pregunté incrédula.
-Debo contarte la verdad de quienes somos.