CAPÍTULO VEINTICINCO

Capítulo veinticinco

-Xanthos-

Elisa ardía entre mis brazos tal y como recordaba, tal y como necesitaba. 

Comenzaba a ponerme histérico. No sabía si reír o tomarla por el cuello para que abriera las entendederas.  

Me pasé la mano por los ojos; al ardor comenzaba a ser insoportable. 

— Me has debilitado, Elisa —confesé en cuanto la vi regresar—. Me has dejado hecho trizas y también has logrado sacar el tonto que había dentro de mí y que yo había olvidado —di un sorbo a la bebida que me tendió en un vaso y descubrí que era limonada. Estaba fresca y deliciosa y repentinamente sentí la garganta seca; así que me la tomé completa antes de continuar—. Ahora me sorprende que me dejases poner un pie en tu casa. Yo en tu lugar…

La furia se de
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