Eric Hellmand era un hombre simple en muchos aspectos. Algunas cosas le daban satisfacción, otras le daban gusto, pero solo pocas le provocaban verdadero placer, y destruir era, trágicamente, una de ellas. En especial cuando se trataba de destruir algo que había odiado toda la vida.
—¿Ya se fue el doctor? —le preguntó a su lugarteniente y este asintió—. Sí, fue a revisar a Skyler y luego se largó como alma que lleva el diablo. No sé qué tienes, pero espantas a la gente, hermano.
Eric sonrió dándole una palmada en la espalda y Andrei suspiró, viéndolo de buen humor por primera vez en mucho tiempo.
—Voy a verla. Ponme a este animal en uno de los balcones del ala oeste, quiero que vea todo en primera fila —sentenció, señalando a Tormen y salió del despacho sin mirar atrás.
Se fue hasta la habitació