…Pero Skyler siempre tenía el suficiente sentido común para retirarse. Era tan desconfiada que él no sabía cómo empezar a derribar sus barreras.
Se escabulló en la cocina por tercera vez y llenó la cesta para Skyler. Hacía tres días que estaba encerrada. ¿Qué se creería el imbécil de Tormen, que de verdad estaba tirada en una esquina, muerta de hambre y a punto de ceder? ¡Definitivamente tenía que estar ahí para ver su cara cuando se la encontrara tan fresca!
Vio que en una de las cafeteras preparaban el