Capítulo 36: Perturbador

Con astucia, se atrevió a preguntar.

—¿Por qué se opondría? Si yo fuera él, estaría viviendo en un lugar así, es lo suficientemente grande para una sola persona, ¿no crees? —miró a la joven, con fingida amabilidad que esta pasó desapercibida.

—Supongo que mi esposo no piensa lo mismo que usted, es decir, el espacio no es el problema para él, sino tener su propio lugar y no molestar a su padre. Aunque está claro que no lo es para el señor Emir—dijo Celine, apartando la vista de Bastián para posarla en su suegro—. Agradezco la invitación, sería un placer hacerle compañía, señor.

Después de esto, nadie volvió a hablar y el comedor se sumió en un silencio que nadie parecía tener intención de romper. Cada uno se dedicó a comer, disfrutando del desayuno.

(...)

La empresa textil de los Ivanov siempre había sido reconocida por tener la mayor venta en el mercado, siendo la número uno en la ciudad y ganándose la reputación de los clientes. A lo largo de décadas, habían tenido éxito a pesar de l
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