En los días siguientes a la gala, Sol comenzó a acostumbrarse a su nueva rutina. Pasaba gran parte de su tiempo en la oficina de Bruno, aprendiendo sobre su trabajo y participando en algunas de las reuniones. Aunque al principio se sentía un poco fuera de lugar, poco a poco se fue familiarizando con el ambiente corporativo.
"Esto es muy diferente a lo que estoy acostumbrada," le confesó a Bruno durante una de sus conversaciones.
"Lo sé," respondió él con una sonrisa comprensiva. "Pero estoy seguro de que con el tiempo te sentirás más cómoda. Eres brillante y tienes mucho que aportar."
Sol sonrió, sintiéndose más segura de sí misma. Desde su charla sincera, había notado un cambio en la forma en que Bruno la trataba. Ya no era solo su esposa de conveniencia, sino una compañera con la que podía compartir sus ideas y preocupaciones.
Mientras pasaban las semanas, Sol comenzó a participar más activamente en los asuntos de la empresa. Sorprendió a Bruno con sus perspectivas frescas y su capa