El Alfa Supremo se encontraba visiblemente afectado, con una tristeza palpable reflejada en su rostro, mientras las palabras de Isis resonaban en su mente y el lobo Mat gimoteaba en su interior.
—¡No he dicho eso! —replicó rápidamente Isis, intentando aclarar la confusión. Acto seguido, declaró con firmeza y un rubor visible en sus mejillas—: ¡No quiero ser tu amiga con derechos, porque acepto ser tu novia!La confesión de Isis, tan directa como inesperada, logró detener la inmensa tristeza y desilusión que invadían al Alfa Supremo. Pero también traía consigo nuevas emociones; de alguna manera, Isis podía sentirlas. Aunque no entendía cómo, sentía en su interior todo lo que él experimentaba. En su mente, una voz resonó nerviosa y algo burlona:—¡Isis, ahora sí te volviste loca! Intentó