EL DOCTOR AHA:
Llegué al laboratorio de Teka con el corazón palpitando en el pecho. Algo no estaba bien; lo sentía en cada fibra de mi ser. Teka llevaba días distante, pero esto era diferente. Apenas crucé el umbral, la escena frente a mí me dejó sin palabras. Todo a su alrededor volaba y se rompía en un caos imparable, mientras murmuraba palabras incomprensibles. Por un instante, me quedé paralizado en la puerta, sabiendo que en momentos como este debía ser extremadamente cuidadoso.
—Amor, ¿qué tienes? —pregunté, intentando sonar calmado, aunque mi voz casi tembló al ver cómo maldecía sin cesar, enfrascada en algo que no podía entender.Teka levantó la vista hacia mí y, por un segundo, sus ojos relampaguearon con tal furia que tuve que recordarme a mí mismo que era su esposo, que no debía convertirme en parte