53. LAS SOSPECHAS DE HORACIO
JACKING:
Amaral, aún inquieta, se inclinó sobre Héctor y Netfis para darles un beso en la frente. Su amor era palpable, y su rostro reflejaba la mezcla de orgullo y miedo que sentía en ese momento. Amat, por su parte, simplemente asintió, como si acabara de aceptar una carga que sabía que no podía manejar solo.
—Veníamos a ver lo de la ceremonia de aceptación de ustedes en mi manada y la obtención de poderes —expliqué con calma—. Cuando los encontramos, Netfis estaba descontrolada. Fue una suerte haberlos encontrado a tiempo.
—Gracias, mi Alfa, muchas gracias —dicen ambos padres inclinándose ante mí de nuevo.
La fuerza que residía en los niños era extraordinaria, y nuestro deber era guiarlos adecuadamente. Su destino era más grande y más peligroso de lo que cualquiera podía prever, pero no les fallaríamos.
—Es nuestro trabajo velar por todos en la manada —dije con seriedad, cambiando de tono—. Pero ahora, Alfa Amat, debemos realizar la ceremonia lo antes posible para