47. EL DESPERTAR DE LOS PODERES
JACKING:
Después de dejar que Meryt fuera a compartir con sus nuevos amigos, hice un recorrido por toda la manada para asegurarme de que todo marchaba bien. Al regresar a la casa, vi a Úrsula saliendo de la misma, así que la intercepté.
—¡Úrsula, ven aquí! —dije con voz de Alfa.
—Sí, mi Alfa, ¿para qué me necesita? Acabo de ayudar a la nana en la cocina, pero no me deja subir a la segunda planta. Tienes que decirle que yo puedo hacerlo, mi Alfa —se acercó zalamera a mí, pero la rechacé.
—¡No, no puedes hacerlo! ¡Desde hoy tienes prohibido entrar en mi casa, es una orden! —lo dije con una voz potente de Alfa.
Al ver que no podía replicar, se echó a llorar y se marchó corriendo lejos de mí, como si le hubiera hecho lo peor.
Me quedé observando cómo Úrsula se alejaba, aquel llanto resonando débil mientras sus pasos rápidos y torpes rompían parches de nieve. Su drama me irritaba profundamente, aunque no podía permitirme pensar demasiado en ello. Era evidente que solo tr