243. CONTINUACIÓN. ANTONIETA Y AMET
ANTONI:
Sus ojos vuelven a iluminarse con ese resplandor áureo. Lo siento temblar ligeramente cuando su autocontrol comienza a quebrarse. Pero entonces, Amet respira profundo una vez más, intentando reprimirse. Da un paso hacia atrás y aprieta los puños, evitando agarrarme con demasiada fuerza.
—Yo más, mi Antoni, yo más. No sabes cuánto. Mi vida entera esperé por ti, cariño. Cuando al fin apareciste tú, linda, contigo llegó el amor —lo miro al escucharlo tan hablador—. Así de simple, así de hermoso, así de loco, como soñaba yo, eres tú, mi Antoni. No quiero que cambies.
Su voz sale grave, casi como un gruñido, y siento que Ammyt está más cerca que nunca, compartiendo su control con él. Pero a pesar de todo, Amet sonríe apenas, con dificultad.
—Me gustas y te amo así, alborotada, diciendo lo que piensas sin miedos, riendo y haciendo feliz a todos a tu alrededor —sigue diciendo emocionado—. Así que vida mía, no importa lo que digan otros, sé siempre tú, porque eres maravillosa. Y yo