208. EL DESESPERO DE ISIS
ISIS:
Me lleva a un claro del bosque, rodeada de árboles que parecen susurrar entre sí. El aire está frío y huele a tierra húmeda. Mi cabeza da vueltas, pero la furia sigue latente retumbando en mi pecho. Me incorporo lentamente, sintiendo aún el rastro de la energía que corría como un río imparable por mi cuerpo momentos antes. Alexis está de pie frente a mí, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
—¿En qué demonios estabas pensando, Isis? —pregunta seriamente, pero hay una preocupación genuina en sus ojos. Nunca lo había visto tan furioso, y eso me desconcierta—. ¿Te volviste loca? ¿Cómo se te ocurrió sacar tus poderes delante de ellas? ¿No podías llamarme?
Alexis, en medio del bosque, me grita sin parar. Mi hermano, todavía rodeado de luz blanca, me deja claro lo furioso que está. Mi corazón se encoge al verlo así. Claro que sé lo que significa. Sé que no debía hacerlo; no debí mostrar mis poderes, pero la ausencia de Jacking me tiene fuera de control.
—Disculpa, Alex, es que,