JACKING:

Después de regresar de Campo Florido y desaparecer en mi casa sin que nadie nos viera en la manada convertidos en adolescentes, corro a volver a ser mi verdadero yo: el Alfa Supremo. Junto a mis tres hombres, comienzo la reunión con los Alfas de todo el mundo que han acudido a mí para pedir ayuda.  

—Mi Alfa, necesitamos que nos ayude con los vampiros. Cada día desaparecen más lobas jóvenes —pide Tian, un Alfa de Croacia.  

—Sí, mi Alfa, también en nuestro país pasa lo mismo —agrega Rumio, de Hungría, que se retuerce las manos furioso—. Mi manada está siendo diezmada por los vampiros. ¡Tiene que ayudarme, mi Alfa!  

Las palabras de Rumio resonaron en el salón como un eco cargado de desesperación. Podía sentir el peso en sus voces, la angustia de los líderes que, como yo, habían construido su