JACKING:
Amet inclinó levemente la cabeza en señal de obediencia y me indicó con rapidez hacia los límites establecidos por el cerco mágico. Teka, quien se mantuvo todo el tiempo en mi línea de visión, se apresuró a entrar en mi casa al recibir mi señal.
—No estamos seguros —contesté al anciano, viendo cómo todos se detenían para escucharme—. Sigan con su vida dentro de la manada. Les informaré todos los días lo que suceda.
—¿Todos los días, mi Alfa? —preguntó otro lobo del consejo de Antiguos.
—Sí, estamos en guerra, debemos estar alertas. Ahora, si no tienen otra pregunta, regresen a sus casas —ordené con voz de alfa—. El consejo de Antiguos, por favor, pase a mi casa. Debemos analizar la situación; necesito su ayuda.
Todos me obedecieron de inmediato, convencidos de que lo que decía era la verdad. Le indiqué a Teka, a través del link, que buscara la manera de poder ver la situación en la manada. Ella se adelantó al despacho y ya había hecho lo que le pedí. Cuando todos llega