JACKING:

Las palabras de Amet logran calmar mis pensamientos por un momento, pero el temor sigue latente mientras observo a mi pequeña Luna envuelta en su poderosa aura. Mis manos tiemblan mientras continúo conjurando, repitiendo con fuerza los nombres de las diosas y rogando que su bendición sea suficiente para guiar este ritual hacia su propósito.

Los tentáculos verdes que emergen de la tierra vibran con más intensidad, respondiendo al llamado de los dioses y fusionándose con el círculo energético que ahora nos rodea. La conexión es palpable, tejiendo un vínculo eterno entre la pequeña Luna y el Satu Mare.

Isis levita frente a mí, con los ojos cerrados, su expresión aún ajena al verdadero peso de lo que lleva sobre sus hombros. Sin embargo, hay algo en ella que irradia confianza, una fuerza interna que parece crecer con cada segundo que pasa.

Veo cómo Teka se eleva y se coloca detrás de Isis, que sigue con sus manos extendidas delante, apuntando al lugar donde le indicó Teka. C