Nos quedamos fuera del templo. Bennu y Netfis nos acompañan; Horacio me lleva a dar un rodeo por el lugar. Quieren asegurarse de que todo está bien. Se encuentran con sus hombres, que ya habían llegado mucho más temprano para asegurar el perímetro. Yo me quedo atrás mirando el paisaje, mientras ellos tres preguntan cosas a los guerreros.  

—¡Juli, Juli, estoy asustada! —me habla mi loba Salet en mi mente—. ¡Estoy segura de que siento la energía del vampiro Utukku! ¡Díselo a Horacio! ¡Hor, amor, Hor!  

Me concentro en sentir lo mismo que siente mi loba Salet, y al escucharla llamar a Hor, hago lo mismo.  

—¡Horacio, amor, Horacio! —Él se detiene de inmediato y regresa a mi lado.  

—¿Qué es, Juli? ¿Por qué estás temblando? —pregunta preocupado.  

—¡Salet y