Macarena se despertó un par de horas después en los brazos de Valentino y sonrió, se estiró de forma perezosa y cuando abrió los ojos vio a la enfermera, parada al lado de la cama, tratando de despertarlos.
—¡Al fin se han despertados los bellos durmientes! —exclamó la enfermera bromeando.—Lo siento, no sabía que estaba tan agotada —se excusó la chica.
—Y con semejante espécimen de almohada —habló señalando a Valentino—. Yo no duermo una siesta, si no las veinticuatro horas —expresó y ambas soltaron las carcajadas.
» A propósito, el médico te ha firmado el alta, te ha dejado varios récipes con algunos medicamentos, vitaminas e instrucciones, si sientes mareos, dolor de cabeza, debes regresar de inmediato.
—Muchas gracias —Macarena vio a los lados tratando de ver si su hermano estaba cerca, al no verlo le preguntó a la enfermera—. Disculpe, ¿Habrá visto a m